
07 Jun Cuarta entrega de mi newsletter
ESTE PODRÍA HABER SIDO UN NEWSLETTER SOBRE EL DISCO DE TRUENO.
Una vez más con la cabeza gacha debo pedirles disculpas por el retraso de esta entrega, ya vamos por la segunda entrega que llega atrasadita. Bueno, soy así. No sé si a ustedes les pasa, pero yo arranco el año en quinta con un montón de proyectos y entrados los meses empiezo a carretear un poco. A veces abandono, pero esta vez NO. Estoy decidida a sostener este espacio, así que lo haremos (pero a mis tiempos). Y como me dijeron que el anterior fue muy impersonal -cierto- en este vamos a ventilar un poco más.
Donde voy a morir.
Pasó el 25 de Mayo, fecha en la que surge siempre esa reflexión sobre LA PATRIA. A mi me resulta más genuino abordar el significado de la patria buscando en el sentir de lo que eso nos moviliza más que en racionalizar el concepto. Para mi, pensar en la patria me lleva a ese calorcito acogedor del hogar, y siempre me resuena un poema que un compañero suele publicar para esta fecha. Se llama, para variar, La Patria y es de Julia Prilutzky Farny. Tiene una estrofa que al leerla cada vez se me pianta un lagrimon: Donde se quiere arar. Y dar un hijo. Y se quiere morir, está la patria. Esa referencia del lugar deseado para morir, un abrigo donde arroparse para siempre, una tierra propia, no de una sola sino de una comunidad a la que se pertenece, me parece lo más cercano a un refugio frente al miedo a la vejez y a la muerte que va de la mano con algo de la soledad eterna. Esa es mi libre asociación de ideas que me lleva a ese sentimiento del refugio colectivo que se me parece a la patria.
También pensé en esto porque escuché bastante el disco de Trueno que salió hace pocas semanas. Entre paréntesis: quiero recomendar que lo escuchen porque es un gran disco, conceptual y musicalmente interesante. Es algo distinto del contenido que vienen manejando la mayor parte de los jóvenes artistas del género urbano -que también me gustan-; pero cuando un pibe de 20 años con millones de reproducciones en todas las plataformas elige hablarle a su generación, a su tiempo, a su entorno, hablarle de lo colectivo, de lo nacional y llamarlos a construir un destino, bueno, yo ahí ya veo automaticamente un Che Guevara 🙂
Volviendo… en el disco hay una canción, un temazo, que se llama Tierra Zanta, cantado con Victor Heredia. También en este caso cada vez que la escucho me emociono, o como decimos ahora: una lloradita y a seguir. Es como una canción heredera de Latinoamérica de Calle 13, una reivindicación de nuestra identidad, algo que se repite en todo el disco. Y tiene unos versos donde aparece la misma referencia a la patria como el lugar deseado para volver a la tierra: Soy de donde nací, donde voy a morir. Mi tierra santa. Elegir con quién, pero sobre todo donde morir debe ser el acto de identidad más constitutiva, elegir donde vivir y donde morir, como en la escena esa de la película Made in Argentina cuando la Yoli de Lanús, interpretada magníficamente por Leonor Manso, le explica a su marido el Negro que ni loca se va a vivir a Estados Unidos porque ella nació en Lanus y se quiere morir en Lanus. Porque a ese barrio lo hicieron sus viejos, no solo para ellos sino para los que vinieran después, porque ella tiene una hija y sueña que -a pesar de ser una familia humilde- la Patri va a tener un título universitario y con eso un futuro. Uno de los comentarios del video de youtube decía: ‘’A la Argentina si la pensás, salís rajando y si la sentís, das la vida por ella” (de Alicia Noemi Garcia hace 1 año), y es un poco así. Pero damos la vida con ella porque creemos que acá está nuestro futuro.
Las preguntas.
Después de este exceso de cursilería patria, quería vincularlo con un debate actual para que hablemos un poco de política. Está muy fuerte el coro mediático, y también algunos indicadores de la opinión pública, vaticinando fuerte el avance de la derecha rebelde, libertarios, Milei, etc, todo en una confusa y conveniente ensalada. Unides y organizades por la crítica y el odio feroz a LA POLÍTICA. Bueno, nos toca dar esa pelea en el ring donde hay que darla, el de la política, el de la conversación pública. Sabemos todos, eso espero, que el crecimiento en la adhesión a estas expresiones se sostiene, en parte, en un enojo legítimamente acumulado porque, digamos todo, en estos casi 40 años de democracia no se ha logrado exitosamente que con ella todos coman, se curen, se eduquen, vivan con dignidad, trabajen, consuman. Y paralelamente se ha construido una idea, a veces cierta a veces injusta, de que la política viene acompañada de privilegios. Con motivo también del 25 de Mayo los amigos de la Revista Panamá hicieron un dossier donde nos invitaron a muchos compañeros y compañeras a reflexionar sobre la posibilidad del peronismo de volver a representar la idea del futuro y recuperar la dimensión genuinamente transformadora de la política. Para escribir esa reflexión elegí hacerme algunas preguntas, o más bien poner en palabras dispuestas a hacerse públicas algunos interrogantes que venimos transitando, y lo digo en plural porque no es un proceso de reflexión individual sino una conversación colectiva con otros. Por otra parte, no tengo demasiadas certezas de cómo el peronismo y el campo popular deben proceder para salir de este cierto laberinto en el que estamos, aunque si pienso desde hace ya algún tiempo que tenemos que asumir la responsabilidad de hacer política promoviendo un encuentro profundo con nuestro tiempo y nuestro espacio, con la sociedad tal como ella es en este siglo, y que eso implica en ocasiones soltar algunas recetas y verdades que marcaron el pulso de nuestras construcciones políticas como movimiento histórico en otras épocas para poder hacernos cargo de esas cuestiones que no se pudieron resolver. Lo cual no significa negar nuestra identidad sino reinterpretarla y rediseñarla a la luz de este momento. Necesitamos imperiosamente lograr que cualquier Yoli de cualquier barrio de la Argentina pueda creer y sentir que es posible construir un futuro en su Lanus, que pueda llegar la red de agua potable, el gas natural, la energía eléctrica, el pavimento, el cordón cuneta. Que cualquier Yoli pueda creer que su hija va a ir a la universidad o que su hijo va a conseguir un trabajo digno y bien remunerado para abandonar la esquina de los atajos. Por ahí, el desafío es hacer una Argentina digna para quedarnos a morir acá.
Marcos, Puchito, Mateo y Alvaro, todos piensan lo mismo.
Mi amigo Marcos Mizzi, que también escribe un newsletter al cual pueden suscribirse, me dijo respecto de mi nota en Panamá que el problema es que no planteo nada más que un deseo, que no propongo una hoja de ruta. Lo cual es cierto porque no tengo la respuesta a todas las preguntas que me hago. Casi lo único que tengo es la convicción de que no vamos a encontrar el camino si no somos capaces de darle lugar a esos interrogantes y hacer el ejercicio colectivo de debatir para inventar lo que venga. Les dejo un solo fragmento pequeño, ya les copie arriba el link a la nota entera, ¿Qué hacemos cuando la realidad nos desafía y las recetas de siempre van quedando obsoletas? Seguro será más fácil, más agradable, acurrucarnos en nuestra tierra santa con la comodidad de la verdad histórica sin preguntarnos por la productividad de nuestras políticas, de nuestros discursos. O por ahí nos animemos a habitar esta grieta de la historia con todas las contradicciones que ella trae. Creo que en principio lo que necesitamos es una dosis fuerte de audacia.
Con Marcos también coincidimos en que después de una etapa de profundos avances en el sentido de la ampliación de derechos, de lo popular y lo progresista, quizás hoy estemos atravesando una otra etapa en la que tengamos que proteger lo conseguido para no retroceder. Por eso, según mi interlocutor, Trueno hace un disco recostado en lo argentino con ciertas referencias a lo tradicional pero recuperando todo lo conquistado y la complejización de la identidad nacional de los últimos tiempos. Algo que también viene señalando Alvaro Garcia Linera en el sentido de los desafíos de los gobiernos progresistas de Latinoamérica en estos tiempos, que están orientado a la consolidación de un orden sobre lo transformado, sobre los avances logrados en la oleada anterior, sin por supuesto abandonar la agenda de demandas necesarias y transformadoras pero calibrando finamente las posiciones para no retroceder. Son parte de los debates imprescindibles de esta época y de las respuestas que iremos encontrando.
Por ahora podemos decir que en este newsletter ya linkeamos el pensamiento de Garcia Linera con el de C. Tangana y el de Trueno, lo cual es un montón pero me encanta.